domingo, 24 de abril de 2016

Crónicas de un sueño 11




No recuerdo exactamente como sucedió todo aquello ni como nos zambullimos en tal despropósito de lugar. En esta aventura onírica me hallo sumergido en la identidad de Ash ketchum acompañado de mis amigos Iris y Brock.

La angosta y laberíntica colosal infraestructura en la que nos encontrábamos impedía que penetrase la luz del sol. Las entrecruzadas y anchas tuberías construían una red de cableado por todo el recinto exhumando unos gases que destrozaban los pulmones. Allí, bajo el metal oxidado entablábamos un feroz combate pokemon contra un grupo de personajes de negro de identidad desconocida para mi. Todos llevaban una seña de identidad en común aparte de su vestuario, unos mechones de pelo blanco. Mi oshawott combatía contra uno de los pokemon de mis contrincantes (Nunca llegué a saber cual era su oponente). 


Oshawott peleaba usando su vieira con su ataque concha filo rompiendo todos los ataques especiales de su contrincante, así como surf entre otros obteniendo la victoria en aquel primer asalto. El grupo de los hombres de negro se componían de tres integrantes y tras haber sido derrotado uno de ellos dio paso al pokemon del siguiente. 





Iris y Brock me animaron durante todo el conflicto al igual que mi fiel acompañante, apostado en mi hombro; Pikachu. Mi siguiente oponente invocó desde su pokeball a un Magmortar que tras usar un fortísimo lanzallamas derrotó a mi Oshawott.








En aquel momento mi determinación flaqueó, se desquebrajó en millones de trozos imposibles de componer y aunque mis compañeros me animaron a seguir, aun viendo aquella adversa situación en la que nos encontrábamos, nada hacía que pudiera levantar la vista. Nada excepto un recuerdo. Un recuerdo de una persona que había dejado atrás pero de la que aún tendría que volver a ver.
Frente a mi se proyectó la imagen de un recuerdo. Allí estaba Misty que sin decir nada, disipó todos mis pesares. Allí estaba mi valor, mi alegría.




"Muchas gracias por recordármelo. No puedo rendirme. No sin antes confesarte lo que no pude en su momento." 






Tras aclarar mi subconsciente levanté la mirada e invoqué a mi próximo pokemon. Deerling saltó al campo de batalla. Su aspecto mono no debía ser juzgado puesto que era un formidable oponente. Mi querido Deerling tenía apariencia primavera por lo que reflejaba claramente en su pelaje un color rosado (Hecho que me sorprende puesto que la fecha en la que tuve el sueño, una noche de sábado, 23 de abril del 2016 se sitúa obviamente en dicha estación, primavera). 

No había tiempo para miramientos así que me propuse a terminar con aquella refriega rápidamente y le ordené a mi pokemon que usase un ataque combinado que habíamos aprendido a lo largo de nuestro viaje. Deerling le lanzó a Magmortar un potentísimo ataque especial bautizado como "cañón cortante" que consistía en crear un cañón de madera en su espalda y lanzar unas rápidas ráfagas de viento cortante. Todo aquello sumado con doble equipo que duplicaba su poder por cada imagen que se proyectaba. Magmortar fue debilitado empujando a su entrenador hacía una extraña corriente de energía que fluía junto al mar que nos rodeaba. No pudimos ver su rostro pero sus compañeros no mostraban ningún positivismo al respecto.

El último pokemon de los hombres de negro era un Jolteon. Mis compañeros me animaron a usar a mi fiel Pikachu, mi primer pokemon. Pero rechacé sus propuestas. No pensé que era necesario sacar a relucir su potencial en aquel momento así que sujeté una de mis pokeball y la lancé con todas mis fuerzas gritando su nombre mientras se invocaba. 

¡¡Ditto, te eligo a ti!!

Ditto hizo frente a Jolteon sin dudarlo. Mis compañeros se sorprendieron puesto que no conocían la existencia de este pokemon en mi equipo actual. Sonreí y ordené la única habilidad que poseía y en un abrir y cerrar de ojos Ditto se transformó en su oponente adquiriendo así todas sus habilidades. Aunque Jolteon era poderoso, mi adversario me subestimó. La batalla no duró demasiado para ver como el resto de los hombres de negro al perder caían al igual que su camarada en aquel río extraño. Rápidamente nos acercamos y observamos una grotesca situación que nos marcaría para siempre. Sus rostros se descomponían a una velocidad vertiginosa hasta deshacerse en polvo. La situación nos superaba pero no cortamos el paso y nos zafamos del lugar para escondernos en alguna casa abandonada cercana para descansar de todo lo ocurrido.

La siguiente escena que recuerdo es el merecido descanso que nos habíamos agenciado en una pequeña casa. La habitación se componía de dos camas literas, una frente a otra. La litera de la izquierda dormíamos abajo Brock y yo e Iris arriba, por otra parte, en la litera de la derecha postramos nuestros equipajes abajo y arriba dormía Pikachu.

Era una noche especial, se respiraba tranquilidad y el fresco que entraba por la ventana propiciaba un sueño reparador, al menos para Brock y para mi. Iris no podía dormir, las circunstancias avivaron su melancolía impidiéndole conciliar el sueño. Pikachu al darse cuenta saltó hacia su cama y ambos juguetearon un poco para despejar la mente. Tras acomodarse de nuevo, Iris se confesó para si misma pero al mismo tiempo se lo trasmitió a Pikachu mientras éste escuchaba atentamente.

"Sus palabras me han conmovido, no conozco sus razones pero yo tampoco me voy a rendir. Es la persona que amo y no voy a alejarme de su lado. Quiero protegerle"

Una confesión convertida casi en un susurro que fue a parar solo para Pikachu. Ella terminaba su frase mientras se acercaba al filo de la cama y alargaba su mano hacia la cara de Ash, acariciándole el cabello sin que éste notase su presencia. 

Aunque el viaje con mis compañeros se detuviera aquí. Una última escena se grabó a fuego en mi memoria. Otro hombre vestido de negro con un fleco blanco andaba por un estrecho y largo pasillo mientras hablaba por un micrófono que llevaba a la oreja.

"Todo correcto, no se preocupe, pronto les daré caza. Sus pokemon no son nada comparado con la fuerza del mío."

Tras su aclaración llegó al final del pasillo frente a un gran portón de metal, sus ojos rojos observaron a su pokemon, un inquietante geodude oscuro que sin esfuerzo alguno abrió con sus manos la puerta y ambos salieron al campo de batalla donde nosotros habíamos combatido ese mismo día.



Aquí acaba el sueño, como de costumbre, todo inconcluso. Ojalá pudiese seguir con todo aquello porque hay tantas preguntas por resolver que no sabría ni por cual empezar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario