jueves, 28 de abril de 2016

Crónicas de un sueño 12



Lo primero que recuerdo era encontrarme en la azotea de un gigantesco rascacielos en forma de anillo cuyo centro podía observarse el gran patio interior de la planta baja lleno de vegetación. No recuerdo el motivo de lo sucedido pero una gran explosión estalló en el lugar donde nos encontrábamos. La gran masa de gente reunida huía despavorida para salvar la vida, entre ellos algunos integrantes de mi familia. De repente los allí presentes culparon de lo sucedido a un hombre y a mi sin razón aparente y todos nos intentaron dar caza. Las autoridades también se incorporaron al rebaño.

Algo raro pasaba pero en el sueño era una chica que en cierta ocasión se me relacionó con Sandra Bullock aunque en el resto del sueño seguía siendo una chica mundana.

La persecución cada vez se volvía mas áspera y frustrante. El hombre y yo nos unimos puesto que nos encontrábamos sumergidos en el mismo problema. En la parte posterior de la azotea se encontraba un andén y justo en ese momento el tren hizo aparición y ambos nos subimos.

Aquel vagón me asfixiaba, la gente chocaba y empujaba los unos con los otros por la falta de espacio. El hombre siempre unos pasos por delante de mi pudo hacerse hueco entre la marabunta de personas. Yo tuve que hacer lo propio pero al ser mas pequeña me escurrí entre los bultos que me tapaban el paso. 

Al bajar, una corriente de monedas en forma de estrella flotaban en fila por algunos obstáculos de la calle; bancos, papeleras, escaleras, etc, y aunque no entendíamos el propósito de aquello ambos sentimos la profunda necesidad de recolectarlas como si la solución a todo aquel aparatoso problema fuese a solucionarse. Las monedas desaparecían al pasar sobre ellas y supuestamente se nos iban acumulando en alguna cuenta invisible para nosotros. Un mensaje nos resonó en nuestras cabezas al alcanzar cierta cifra de monedas y una extraña visión se interpuso ante nosotros. Una manzana de bronce fue lo que observamos en nuestras respectivas mentes y seguido de la de bronce, tras alcanzar cierta cifra mas elevada se nos obsequió con una manzana plateada. 

El reguero de estrellas nos llevó a un extraño edificio de varias plantas que cuya entrada estaba custodiada por un hombre de mediana edad de fisiología amorfa y con grandes protuberancias en el rostros así como chepa, barriga oronda y unos brazos gruesos terminados en unos dedos gordos de aspecto grasiento. El ser abominable nos indicó una dirección apelando de que encontraríamos respuestas y mas monedas en su apartamento en la segunda planta. El pánico sujetó mis piernas y subió por ellas para morder mi pecho. Los temblores dieron paso a unos sudores fríos. Sabía que todo aquello era una trampa, era absurdamente obvio pero el único integrante de mi grupo quiso entrar e investigar para despejar cualquier atisbo de duda y aunque tenía algo que contarle fue demasiado tarde, subió las escaleras y entró en el recinto. Yo me quedé abajo, mirando las escaleras y la planta superior rezando para que saliera pronto de allí pero lo que asomó por la barandilla no fue mi único hombro en el que apoyarme, lo que vi fue el grotesco rostro acosador de aquel ser inmundo. 

Exacto, sus intenciones eran claras como el agua. Quería violarme. Ser una chica en este tipo de situaciones hizo que me temblasen aún mas las rodillas y lo peor era que en cualquier momento mi enfermedad podría aparecer y me daba en la nariz que aquel ser lo intuía y se encontraba agazapado esperando el momento preciso para lanzarse sobre mi y secuestrarme.

Me senté en el frío suelo sin perder de vista por el rabillo del ojo los movimientos del depredador sexual y recé nuevamente para que mi enfermedad, la narcolepsia no hiciese acto de presencia en ese mismo instante. No podía parar de imaginarme las peores situaciones que podrían sucederse si aquello ocurriese.

Pero como si un ente divino me hubiese escuchado, mis ruegos dieron resultado y el hombre salió de la habitación y salió corriendo en dirección contraria, lo seguí y le comenté mi enfermedad pidiéndole por favor que me protegiese en caso de que colapsase sin previo aviso. 

Lo último que recuerdo es echar la vista atrás y sentir como un escalofrío recorría mi cuerpo. Aquella hiena de grandes protuberancias en su rostro desfigurado nos seguía aunque me apostaría todo a que su objetivo era únicamente yo. Se lo hice saber a mi acompañante y ambos apretamos el paso.

Aquí termina esta efímera aventura como si de un thriller se tratase. 
¿Por qué se nos acusó de la explosión?
¿Por qué ni el resto de mi familia creyera mi inocencia?
¿Qué eran aquellas monedas?

Y sobretodo...¿Despistaría aquel ogro?
Supongo que jamás lo sabré pero quizás alguna día me anime para escribir un relato sobre esto, aunque de momento solo tengo claro el título, "Apple star"   




domingo, 24 de abril de 2016

Crónicas de un sueño 11




No recuerdo exactamente como sucedió todo aquello ni como nos zambullimos en tal despropósito de lugar. En esta aventura onírica me hallo sumergido en la identidad de Ash ketchum acompañado de mis amigos Iris y Brock.

La angosta y laberíntica colosal infraestructura en la que nos encontrábamos impedía que penetrase la luz del sol. Las entrecruzadas y anchas tuberías construían una red de cableado por todo el recinto exhumando unos gases que destrozaban los pulmones. Allí, bajo el metal oxidado entablábamos un feroz combate pokemon contra un grupo de personajes de negro de identidad desconocida para mi. Todos llevaban una seña de identidad en común aparte de su vestuario, unos mechones de pelo blanco. Mi oshawott combatía contra uno de los pokemon de mis contrincantes (Nunca llegué a saber cual era su oponente). 


Oshawott peleaba usando su vieira con su ataque concha filo rompiendo todos los ataques especiales de su contrincante, así como surf entre otros obteniendo la victoria en aquel primer asalto. El grupo de los hombres de negro se componían de tres integrantes y tras haber sido derrotado uno de ellos dio paso al pokemon del siguiente. 





Iris y Brock me animaron durante todo el conflicto al igual que mi fiel acompañante, apostado en mi hombro; Pikachu. Mi siguiente oponente invocó desde su pokeball a un Magmortar que tras usar un fortísimo lanzallamas derrotó a mi Oshawott.








En aquel momento mi determinación flaqueó, se desquebrajó en millones de trozos imposibles de componer y aunque mis compañeros me animaron a seguir, aun viendo aquella adversa situación en la que nos encontrábamos, nada hacía que pudiera levantar la vista. Nada excepto un recuerdo. Un recuerdo de una persona que había dejado atrás pero de la que aún tendría que volver a ver.
Frente a mi se proyectó la imagen de un recuerdo. Allí estaba Misty que sin decir nada, disipó todos mis pesares. Allí estaba mi valor, mi alegría.




"Muchas gracias por recordármelo. No puedo rendirme. No sin antes confesarte lo que no pude en su momento." 






Tras aclarar mi subconsciente levanté la mirada e invoqué a mi próximo pokemon. Deerling saltó al campo de batalla. Su aspecto mono no debía ser juzgado puesto que era un formidable oponente. Mi querido Deerling tenía apariencia primavera por lo que reflejaba claramente en su pelaje un color rosado (Hecho que me sorprende puesto que la fecha en la que tuve el sueño, una noche de sábado, 23 de abril del 2016 se sitúa obviamente en dicha estación, primavera). 

No había tiempo para miramientos así que me propuse a terminar con aquella refriega rápidamente y le ordené a mi pokemon que usase un ataque combinado que habíamos aprendido a lo largo de nuestro viaje. Deerling le lanzó a Magmortar un potentísimo ataque especial bautizado como "cañón cortante" que consistía en crear un cañón de madera en su espalda y lanzar unas rápidas ráfagas de viento cortante. Todo aquello sumado con doble equipo que duplicaba su poder por cada imagen que se proyectaba. Magmortar fue debilitado empujando a su entrenador hacía una extraña corriente de energía que fluía junto al mar que nos rodeaba. No pudimos ver su rostro pero sus compañeros no mostraban ningún positivismo al respecto.

El último pokemon de los hombres de negro era un Jolteon. Mis compañeros me animaron a usar a mi fiel Pikachu, mi primer pokemon. Pero rechacé sus propuestas. No pensé que era necesario sacar a relucir su potencial en aquel momento así que sujeté una de mis pokeball y la lancé con todas mis fuerzas gritando su nombre mientras se invocaba. 

¡¡Ditto, te eligo a ti!!

Ditto hizo frente a Jolteon sin dudarlo. Mis compañeros se sorprendieron puesto que no conocían la existencia de este pokemon en mi equipo actual. Sonreí y ordené la única habilidad que poseía y en un abrir y cerrar de ojos Ditto se transformó en su oponente adquiriendo así todas sus habilidades. Aunque Jolteon era poderoso, mi adversario me subestimó. La batalla no duró demasiado para ver como el resto de los hombres de negro al perder caían al igual que su camarada en aquel río extraño. Rápidamente nos acercamos y observamos una grotesca situación que nos marcaría para siempre. Sus rostros se descomponían a una velocidad vertiginosa hasta deshacerse en polvo. La situación nos superaba pero no cortamos el paso y nos zafamos del lugar para escondernos en alguna casa abandonada cercana para descansar de todo lo ocurrido.

La siguiente escena que recuerdo es el merecido descanso que nos habíamos agenciado en una pequeña casa. La habitación se componía de dos camas literas, una frente a otra. La litera de la izquierda dormíamos abajo Brock y yo e Iris arriba, por otra parte, en la litera de la derecha postramos nuestros equipajes abajo y arriba dormía Pikachu.

Era una noche especial, se respiraba tranquilidad y el fresco que entraba por la ventana propiciaba un sueño reparador, al menos para Brock y para mi. Iris no podía dormir, las circunstancias avivaron su melancolía impidiéndole conciliar el sueño. Pikachu al darse cuenta saltó hacia su cama y ambos juguetearon un poco para despejar la mente. Tras acomodarse de nuevo, Iris se confesó para si misma pero al mismo tiempo se lo trasmitió a Pikachu mientras éste escuchaba atentamente.

"Sus palabras me han conmovido, no conozco sus razones pero yo tampoco me voy a rendir. Es la persona que amo y no voy a alejarme de su lado. Quiero protegerle"

Una confesión convertida casi en un susurro que fue a parar solo para Pikachu. Ella terminaba su frase mientras se acercaba al filo de la cama y alargaba su mano hacia la cara de Ash, acariciándole el cabello sin que éste notase su presencia. 

Aunque el viaje con mis compañeros se detuviera aquí. Una última escena se grabó a fuego en mi memoria. Otro hombre vestido de negro con un fleco blanco andaba por un estrecho y largo pasillo mientras hablaba por un micrófono que llevaba a la oreja.

"Todo correcto, no se preocupe, pronto les daré caza. Sus pokemon no son nada comparado con la fuerza del mío."

Tras su aclaración llegó al final del pasillo frente a un gran portón de metal, sus ojos rojos observaron a su pokemon, un inquietante geodude oscuro que sin esfuerzo alguno abrió con sus manos la puerta y ambos salieron al campo de batalla donde nosotros habíamos combatido ese mismo día.



Aquí acaba el sueño, como de costumbre, todo inconcluso. Ojalá pudiese seguir con todo aquello porque hay tantas preguntas por resolver que no sabría ni por cual empezar.