viernes, 25 de marzo de 2016

Crónicas de un sueño 9



Este sueño podría dividirse claramente en dos partes ajenas entre ellas. Las he colocado por orden de ensoñación.




Como en todo sueño, soy incapaz de localizar el inicio del sueño así pues los pequeños fragmentos que consigo sujetar me hallan recordar la localización de un aula. Lo primero que recuerdo es la profesora preguntando por unos ejercicios a corregir que supuestamente debíamos tener realizados. Como no ocurre en una lotería, sale pronunciado de su boca mi nombre así pues tristemente tuve que excusarme con esquivas palabras para salir de aquel aprieto ya que no había hecho los deberes. Aquello no acabó en una simple puntuación negativa, no; sino que se acercó desde su mesa hasta el lado izquierdo de mi pupitre y me exigió unas nuevas explicaciones hacia mi inapropiado comportamiento. Fui lo mas sincero que pude contestando cosas como "No lo he terminado, la verdad pero si que tengo ciertas partes terminadas aunque no sabría contestarte en el momento sin mirarlo"
No le convencía nada hasta que por fin parecía que había hallado la tecla correcta tras comentarle "Como asisto a clases sueltas y a horas dispares, muchas veces me pierdo y se me pasan las cosas". Aquel comentario tan absurdo le conmovió y aceptó, comprendiendo ademas mi situación.
Mis recuerdos se nublan en este punto, no se que ocurrió exactamente después ni la causa pero lo siguiente que recuerdo era las intenciones de saltar desde el patio hacia el aula por la ventana para masacrar a la clase. Aunque aquello quedó solo en pensamientos oníricos, lo siguiente que recuerdo fue que me encontraba en estado de ectoplasma e iba asfixiando y masacrando a mis compañeros de clase. Ninguno se percataban de mi presencia aunque todos dirigían su mirada hacia mi persona indivisible.
Tampoco recuerdo el papel con el que actuaba cierta chica con apariencia latinoamericana y piel capuccino que ocupaba uno de los asientos de la clase. Recuerdo haber interactuado alguna que otra vez con ella pero sin saber de qué cosas ni porqué.
Este retazo de sueño acaba en un pequeño pozo de piedra en medio del patio tras unas clases que habían acaparado todo el día puesto que la noche hacía acto de presencia.
Allí, apoyado contra la piedra esperé hasta que ella llegó y deteniéndose a mi vera empezó a musitar algunas palabras que no recuerdo y que peligrosamente me hipnotizaban haciendo que me acercase cada vez mas a ella hasta el punto en el que podía sentir su propia respiración. La chica no me miró a los ojos en ningún momento, su mirada quedaba clavada en mis labios.
Tras esos momentos de suspense, la chica volteó su cuerpo y se despidió en la lejanía sin volver la vista atrás.




A partir de ahora debería empezar el segundo fragmento del sueño. He intentado ordenar todas y cada una de las visiones que logro recordar para enlazarlo con el primero pero la tarea se me antoja imposible. El interludio entre el sueño que acabo de contar consta de una serie de persecuciones hacia mi persona de cierto familiar que insta a matarme. Mi único fin es huir y esconderme lo mejor posible pero lo único lúcido que logro captar de aquello es el momento donde ridiculamente me hallaba escondido tras unas cortinas que no daban a ninguna ventana en un cuarto de baño el cual también había sin razón aparente; un sofá. Allí pensando en zafarme de una muerte cruel a cuchillo limpio, otro de mis familiares delataba mi ubicación (La cual era tontamente visible, si lo pienso desde el plano de la vigilia), allí acababa el interludio y lo próximo que recuerdo es el sueño que voy a relatar a continuación.




Angustia, desesperación y oscuridad. Eran los sentimientos que despertaban mis recuerdos en esta etapa del sueño. La desesperación por encontrar aire en una espiral de turbulencias que no podía captar ni identificar.
Lo siguiente es un basto desierto hasta donde captaba la vista. Acompañado de una chica, juntos recorríamos toda la desértica estepa a pie en pos de encontrar comida, agua y civilización.
Aunque la travesía parecía no tener fin, algo captó la atención de la chica que me acompañaba y aligeró el paso para identificar la fuente de su sorpresa. Lo que halló fue que nos encontrábamos sobre un risco. La arena se precipitaba sin cesar hasta el hueco que se formaba ante nosotros. Noté como me zarandeaba del brazo llamando mi atención. Intentaba decirme señalando con la mano estirada que en el fondo del precipicio había una persona postrada en la arena.
¿Muerta?
¿Inconsciente?
No tenía ni idea pero mi deber era socorrerla. Localicé un punto viable para precipitarme por el risco sin hacerme daño y me lancé sobre aquellas rocas que me servían de soporte para la bajada. Aterricé con los pies clavados hasta los tobillos en la arena. La chica bajó tras indicarle que todo estaba bien pero tras su aterrizaje tuve que ayudarla a incorporarse.
La visión que nos recibía era de todo menos agradable, incluso la chica se cobijó tras de mi. Tumbada, boca abajo, con casi ningún miembro se hallaba una mujer inconsciente que vestía unas extrañas prótesis de madera a modo de piernas y brazos que interconectaba todo su cuerpo de una forma muy estrambótica y bizarra.
Una voz emergió desde unas ruinas que antiguamente debían ser unas casas. A nuestra izquierda asomaba la silueta de otra mujer que nos explicaba la situación en la que nos encontrábamos.
Todos nos subimos en un todoterreno y conduje en la dirección que nos iba indicando. No me fiaba mucho de ella pero no teníamos nada mejor y en el peor de los casos, la chica que me acompañaba se encontraba lo suficientemente cerca como para socorrerla en caso de emergencia, cosa que me tranquilizaba puesto que era mi único apoyo moral en aquel arenoso paisaje que nos abrazaba.
Nuestra situación no pintaba muy favorable. El mundo ya no era como lo conocíamos, había quedado sepultado bajo la arena convirtiéndolo en un basto mundo desértico.
Tras un largo camino y una extraña pausa en la que me encontraba dentro de un autobús escolar y nos chicos se burlaban de mi, el sueño volvía a su cauce original.
Unos arcos casi derruidos nos daban la bienvenida a una ciudad casi inexistente contrastada con grandes mansiones que nos flanqueaban en ambos lados de la carretera de piedra. Por lo que nos contó la mujer que nos encontramos en las ruinas, todos se encontraban en un alto estado de miseria y habían sido doblegados por una élite de terratenientes que gobernaban con mano dura las tierras que gobernaba. El pan y agua escaseaban como era lógico pensar.
Tras los arcos y algunas casas derruidas nos detuvimos junto a un pequeño pozo de agua que sostenía un pedernal de metal negro, bastante malgasto por el tiempo y el uso.
Allí por primera vez escuché hablar a mi única confianza, la chica que me acompañaba desde los inicios del sueño. Nos habló de un extraño ritual de purificación que estábamos obligados a hacer. Ella se prestó como tutora para que copiáramos sus movimientos. Primero cogió un barreño negro que se encontraba dentro del pedernal. Seguidamente llenó el pequeño barreño que sujetaba y lo vertió sobre el pedernal llenándolo de agua, sin soltarlo pronunció unas extrañas palabras con los ojos cerrados y volvió a verter aquel agua sobre el pozo. Por ultimo debíamos hacer unas reverencias como agradecimiento.
Lo último que recuerdo fue que todos tuvimos que hacer aquel ritual de protección.
¿Que sería de aquel mundo?
Me hubiese encantado explorar y descubrir mas de su pasado. Aunque sobretodo, lo que deseaba era descubrir más sobre aquella chica, su nombre, su procedencia, su pasado.


Como un libro sin capitulo final, aquí termina mi expedición onírica. Ojalá pudiese volver a encontrarme con ellos en otra incursión y así poder descubrir mas, ya que tristemente he dejado un enorme mundo a mis espaldas, el cual jamás volveré a "vivir".

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