sábado, 23 de agosto de 2014

Crónicas de un sueño 6


Todo comenzó con la tiranía de un dios, un dios que lideraba un ejercito que destruía todo a su paso. Yo vivía en un pequeño pueblo rural medio devastado y desértico. Apenas quedabamos unos pocos habitantes. La guerra había llegado a nuestras tierras y nos defendíamos como podíamos, algunas veces escondiéndonos y otras luchando en vano. Siempre me había hallado junto a una chica, desde el principio de nuestras vidas. Ella siempre se dedicaba a cuidarme, mostrando una mayor madurez puesto que teníamos la misma edad. Un anciano guerrero del pueblo tomó riendas en la guerra y con valentía se marchó al frente.
A los días, cuando me encontraba solo, deambulando por el pueblo de madrugada volvió el guerrero. El anciano entre lágrimas me abrazó y tartamudeó algunas frases que no entendí. Cuando pudo tranquilizarse un poco comprendí su llegada. Había matado al dios y derrotado al ejército aunque sabía que la guerra no había acabado, solo era un hiatus. El ejercito volvería a reagruparse y una vez supiera quien fue el asesino de ese dios marcharían en su búsqueda, donde también hay que sumar que el dios volvería a la vida en algún momento. También surgió el descendimiento de jesucristo que me eligió como el  nuevo mesías para continuar la guerra y darle un punto final. Nuestro dios, con aspecto vagabundo se instaló en mi casa donde solamente hospedábamos la chica de mi infancia y yo. La chica se dedicada a enseñarme lo que desconocía a diario. Apreciaba enormemente su dedicación, sin ella yo no podría salir adelante.



Durante ese tiempo fui preparando lo necesario para el viaje si se daba el caso de un ataque sorpresa. Tenia la montura y el macuto listos para poneserlo a mi caballo y cabalgar lejos del pueblo sin olvidarme por supuesto de la joven que cuidaba de mi. La chica me estuvo enseñando esgrima, practicábamos a diario y fui volviéndome cada vez mas diestro en ello. Nuestro dios también me enseñó en una ocasión sus dotes con la lanza y escudo así como el uso de la magia de recuperación y como debía contrarrestarla. Los días pasaron y nuestro dios cada vez se parecía mas a un simple borracho de carretera. Empecé a dudar de él aunque su habilidad para  recomponer cristales y meterse en mi mente eran unas habilidades inescrutables.
Una noche, hablándome por telepatía me hizo oler un extraño frasquito. Nada mas olerlo sentí como mi cuerpo ardía y se sentía extraño. si, era un extracto afrodisíaco fuertisimo. Esa noche me pesaron las preocupaciones y fui directo entre sollozos a la cama de la chica y me acurruqué en su regazo. Su calidez me transmitía tranquilidad, me encantaba estar junto a ella pero aunque nuestros sentimientos se encontraban al unísono, ella sentía un rechazo que no comprendía gritándome "No entiendes nada!". No recuerdo bien los siguientes días pero pasó un tiempo y fui volviéndome cada vez mas en el sucesor del mesías, preparado para la guerra inminente. Juntos a unos chavales, me encontraba caminando por una ciudad en proceso de reconstrucción, destruida debido al ejercito agresor. Allí observaba como la chica iba acompañada de otro chico, muy acaramelados. ¿Que había pasado para que se olvidase de mi? Sentía unos enormes celos y la angustia me consumía. Pero comprendía que no podíamos estar juntos a causa del deber que me fue encomendado, No nos dirigimos la palabra en toda la noche, es más, ella prácticamente iba aislada del grupo junto a su acompañante. Recuerdo perfectamente como el chico sobresalía en tamaño a ella e iba pegado a su pequeña espalda. No podía apartar la vista de ella y sentirme mal por no haber aprovechado todo el tiempo que pude en el pueblo, me sentía que aquellos tiempos habían quedado muy atrás lo que me produjo un amargo sabor de boca.
Bajamos por unas escaleras cubiertas con una bóveda de medio cañón que nos llevaba al extremo de la ciudad. El suelo de piedra se acababa y daba paso a una playa. Allí algo saltó en mi cabeza "me gusta, no quiero abandonarla" y decidí hablarle pese a que ella me estuvo ignorando todo el tiempo.
No tardamos mucho en volver a como eramos al principio. Me cosqué que su acompañante no resultaba ser muy de fiar, diría incluso que su cara era de un maleante. Grande, tochado y con cara de asesino. Alli hablamos ella y yo bajo la luz de la luna. Recuerdo cierta escena donde el maleante estaba hablando en un grupo apartado a nosotros y volvía para pedirle el número de teléfono a ella, ella se negó y sin entenderlo chocaron sus manos en son de amistad.

Ahora éramos nosotros los que nos habíamos aislado y decidí que no volvería a abandonar esos sentimientos por ella. No volvería a dejarla sola nunca mas. Su rostro y sus conversaciones conmigo volvían a transmitirme aquella tranquilidad que necesitaba. Y así fue como terminó el miedo que me apresaba de perderla.

sábado, 2 de agosto de 2014

Inerion14



Capítulo 14
Rememorando acontecimientos


            Parecía que habían pasado años desde que llegué a la ciudad principal, aunque realmente fueron solo un par de semanas. Los entrenamientos de Mashuo para perfeccionar mi esgrima iban dando sus frutos pero de manera muy mesurada. Las gallinas dieron su singular canto mañanero con el fin de que pudiera despegarme de las sábanas. Desde la ventana acometieron los primeros rayos de sol que fueron a parar directamente a mi rostro. El malestar que causaba la claridad de la mañana hizo que me levantara a desgana de mi muñido catre. Sentado sobre la cama abrí la ventana que daba la bienvenida a un nuevo día; y con él, todo un sinfín de acontecimientos en las calles que comprendían el exterior. Nos alojábamos en un humilde hostal donde Mashuo me obligaba hacer recados a los dueños con la excusa de que forma parte de mi formación, palabras que me entran por un oído y me salen por el otro. Ashley se ocupa de las labores del hogar con el fin de menguar las tasas que nos piden por alojarnos aquí. He de añadir que ella está increíblemente mona cuando se pone un delantal, dan ganas de comérsela con patatas.

Maldito Mashuo, que suerte tienes de tener a semejante belleza comiendo de tus manos.

Una vez ataviado con las ropas que me regalaron, bajé a la cocina que se situaba en la primera planta para desayunar un vaso de leche y una tostada con una crema de un tipo de fruta que desconocía pero que me supo a fresa.

-Mañana por fin es el gran día, Al!-Me animó con una sonrisa la preciosa Ashley mientras me preparaba un pequeño trozo de pan con carne para el descanso de los entrenamientos.

-Gracias Ashley, solo espero poder dar un merecido combate aunque no consiga el primer puesto- Le contesté algo decaído. No tenía ninguna posibilidad de ganar ni un solo asalto con las habilidades que poseía en estos momentos así que mi única alternativa era demostrar un buen espectáculo.

            Una vez hube terminado de comer, cogí mi Katana, me despedí y salí pitando del hostal cruzando las bulliciosas calles. El ambiente era cargado pero al vivir en un entorno medieval se podía respirar una peculiar fragancia. Mientras me encaminaba a una pequeña pradera en los límites de la muralla de la ciudad, lugar donde me tendría que encontrar con Mashuo para las prácticas matutinas, tuve algunos flashbacks de lo que había vivido desde que conocí a la desaparecida Yuchiko. Aquel rostro angelical que impregnaba mi mente a todas horas hacia arder mi sangre, sus labios emitían siempre una voz musical que acariciaban mis tímpanos como cánticos de gloria. Sus increíbles ojos azules me recordaban a un apaciguado océano. Su figura; piel tersa y suave, estremecía mi cuerpo consiguiendo entrecortar mi respiración. Su cabello castaño ondeaba el viento dejando un agradable dulce olor. En definitiva, amaba a esa mujer con toda mi alma, aunque admito que apenas la conocía.

Y tan apenas si desconocía todo sobre ella exceptuando su nombre. Situación que me hace sentir como un auténtico inútil.



Recuerdo aquella primera vez que la vi, fue un encuentro esperado dado que me había percatado por mi familia y mis vecinos que su llegaba era próxima, pero a pesar de ello, nadie quita que me sorprendiera al verla, quedé prendado de su belleza. Intenté que conociera un poco mi pueblo rural pero hubo algunos contratiempos como el secuestro exprés de Yuchiko por un grupo de maleantes liderados por un individuo conocido por su zona como Jesulito. Después de aquello nada volvió a ser igual, empecé a notar algo extraño en Yuchiko, conceptos que ahora puedo comprender con mayor claridad puesto que si en aquel momento me hubiese hablado de Inerion lo habría tomado como una broma. Pensándolo ahora, me doy cuenta que los hechos que conocía de su familia no podían ser ciertos. ¿Y entonces, quien es su familia en realidad y si fuera una mentira, significaría que mi vecina también es habitante de este mundo? Supongo que intentar pensarlo por mi cuenta no me ayudará a despejar ninguna ecuación.

De momento me centraré en el torneo y una vez haya encontrado a Yuchiko le preguntaré todas mis dudas.