sábado, 3 de noviembre de 2012

Crónicas de un sueño 4

Recuerdos que nacen y mueren e la vigilia. Encuentros que tu mente recrea, ¿deseos quizás?. Vivencias acogedoras; incluso superior a eso, siendo en este caso amor. ¿Como un simple sueño puede proporcionar ese sentimiento tan profundo?. La amargura me recorre al despertar y saber que esa persona ha desparecido. Jamás volveré a verla puesto que un sueño es solo eso, un mísero sueño. Odio no poder recordar momentos que viví con esa persona, pero siento como si fuese una vida entera. Aun ya habiéndola conocido desde un comienzo, siento todo ese respeto como si se tratase de una persona real. Incluso su sonrisa, su aliento, su olor.

Mi memoria recuerda apenas un efímero fragmento del final. Siendo esa persona Yukino de Kare Kano. El por qué ni yo mismo lo sé. Allí estábamos los dos, en una estación de bus enorme. El recinto se levantaba por enormes muros macizos de cemento que sujetaba una cubierta adintelada de las mismas características.
En el otro extremo, una chica buscaba una pequeña zapatilla amarilla para su hijo de parvulario. Cerca nuestra se encontraba la extraviada, la recogí y me dispuse a devolvérsela pero, Yukino con pensamientos perversos me la quitó de un zarpazo, me cogió del brazo y me llevó a rastras puesto si yo iba solo no se fiaba de mis intenciones. Tras aquello, la llevé a la azotea de la estructura donde se podía contemplar un espléndido paisaje. Una enorme pradera con verdes pastos se fundían en el entorno hasta donde podíamos ver. La luz del atardecer nos acariciaba con su cálida luz anaranjada. Allí, de improvisto, ella me gritó sus sentimientos al oído, algo que me pilló completamente de improvisto, a lo que seguidamente le devolví.
Lo último que recuerdo es al bajar de la azotea y llegar a una plataforma al aire libre donde se encontraba un enorme Eva, mas concretamente el eva01. Un amargo sentimiento nos invadió a ambos, como si ya conociésemos ese dolor que nos azotó en antaño, algo que nos habíamos despojado pero que cuya espina volvía a emerger. Ella lloraba y yo la acompañé a una habitación, allí; el techo se rompió y un enorme terremoto azotó la estructura. Me tambaleé y caí al suelo de espaldas, frente a mi una nube de polvo engulló a Yukino. Me reincorporé tan rápido como pude y corrí a socorrerla, pero sin solución, de ella emanaba unas extrañas extremidades, como si algo la hubiese poseído. A mis espaldas, Rei ayanami me sujetó y empujó a un extraño artefacto que tenia detrás. Caí mientras mi vista iba dejando atrás la figura de la persona que amaba que me miraba desconsoladamente, donde podía vislumbrar unas claras marcas en su rostro de pena. Lo último que recuerdo fue como unas lágrimas caían de su rostro.


Aun solo recordando esto. Mi pecho se estremece, como si esos lazos aunque olvidados, perdurasen en lo mas hondo de memoria. Siento miles de vivencias con ella y sabiendo que nada fue real...la extraño.