martes, 8 de febrero de 2011

Prólogo


Al abrir los ojos, contemplé el abismo oscurecido que trae tras de mi una espesa estela de incontables llantos que hielan los huesos. Dentro de mi la oscuridad torna todo mi ser. Sin importar a que lugar fuese, una infinita arena blanca cubría todo cuanto pude ver. Una noche sin luna, solo pude escuchar el silbido del viento arrastrando cada grano de arena que asola

mi desértica alma.

Tras levantarme contemplé cuan dura fue mi decisión ya que todas las páginas de mis recuerdos se encontraban arrugadas, mojadas y rasgadas además de mis "máscaras", todas ellas rotas excepto una.

Con mi mano izquierda la recogí y me la puse, no basta con solo desear una cosa ni arriesgarlo todo por ello, la verdad estará oculta tras una de éstas, que sin pensarlo la llevamos siempre consigo.

Con un paso firme me decidí a comenzar mi travesía para desencadenar ciertos asuntos encerrados en algún lugar de mi astuta alma y resolver dudas con la última intención de encontrarme a mí mismo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario